Qué onda, esos que me leen!
Hoy decidí escribirles un poco de
una hermosa especie endémica de la cuenca del Valle de México que
lamentablemente nos estamos acabando. Este pequeño animalito recibe su nombre
de la palabra náhuatl āxōlōtl («ā» -atl- = agua, «xōlōtl» = animal de piel lisa: " animal de piel lisa de
agua"). Es un anfibio muy coqueto que esconde muchas peculiaridades.
Generalmente son de color café o
pardo oscuro, aunque en cautiverio existen variaciones claras y albinas, como
el llamado ajolote rosado o dorado. En la actualidad es posible encontrarlos en
los lagos de Xochimilco, Tláhuac y Chalco.
Su apariencia básica es la de un
renacuajo gigante, con patas y cola. Una de las curiosidades de este mono
bichito es que conserva sus características larvarias aún en su edad adulta,
esto es: siempre lucirá como un bebé a pesar de llegar a su edad adulta y tener
capacidad reproductora. Es un baby face!
Otra de sus curiosidades es que Se
reproduce una sola vez al año (eso es muy triste). Cada hembra puede poner de
500 a mil 200 huevecillos durante noviembre, diciembre y enero, su periodo de
fecundidad, su tiempo de incubación es de 12 a 18 días.
En la época del Imperio Azteca
eran considerados la reencarnación del Dios Axólotl, hermano mellizo de
Quetzalcóatl, debido a que éste se escondió un par de veces para no ser
asesinado y en ambas ocasiones fue atrapado por lo que, finalmente, decidió
introducirse al agua, donde se transformó en el anfibio. En ese mismo periodo
la especie fue utilizada como alimento, medicamento y objeto de ceremonias
rituales. Esto último es básicamente la razón del porqué se encuentra en la
categoría de Peligro Crítico de Extinción desde 2006. Aunque históricamente
vivía en el lago de Texcoco, el de Xochimilco, el de Chalco y en sus conexiones
con el de Zumpango y el de Xaltocán, actualmente, en vida libre, solo es
posible encontrarlo en Xochimilco. Aunado a esto, este pequeño anfibio es solitario,
escurridizo y aún no se conoce ningún tipo de interacción entre individuos,
excepto en el apareamiento (me recuerda a un ex).
La gran curiosidad que tiene en
el foco de atención a nuestro especial amiguito hoy en día es su capacidad para
regenerar algunas partes de su cuerpo, cuando son mutiladas por depredadores en
su ambiente natural. Pueden regenerar sus patas y su cola, así como células
cardiacas o neuronas cerebrales.
Estos bichitos coquetos están
siendo estudiados para una posible cura del cáncer. Se dice que cuenta con un
genoma de 32 mil millones de pares de bases ADN, eso significa que su genoma es
10 veces más grande que el humano y el más grande secuenciado en la historia. Desde
hace más de 150 años el ajolote ha sido sometido a pruebas de laboratorio,
tanto para su estudio como para su conservación. Y lo que más sorprende desde
entonces es su capacidad de regenerar extremidades en un proceso completo:
hueso, músculo y nervio. Pero no sólo regenera amputaciones, también a modo de
un Wolverine real y marino, puede curar cicatrices profundas y rehacer sus
órganos internos.
Aunque es imposible que el genoma
del ajolote funcione en la regeneración de tejido humano, puede dar todos los
elementos para saber cómo es el proceso curativo de una herida, además de los
procesos fisiológicos de las células, que por si fuera poco, en los ajolotes
tienen muy baja incidencia cancerígena.
Bueno pues, ese es nuestro
pequeño amiguito. Aunado a esta breve lectura, adjunto un video buena onda del
compañero Ajolote. Que tengan un lindo día!
Un mapache cualquiera