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Amor Vincit Omnia




Qué onda, esos que me leen!

Pues les cuento que este fin de semana que pasó se estrenó el final de mi serie favorita, misma que no quería que terminará pero bueno, no todo se puede en esta vida.

Dejando de lado el trauma que me generó saber que no habría una temporada más, el final fue digno de la grandeza en producción, guión, escenas, fotografía y todo lo que siempre fue esta serie.  Definitivamente Netflix cumplió con la promesa que le hizo a todos sus fans: cerrar con broche de oro.



La serie, a mi parecer, fue un parte aguas; no sólo cambió la vida de millones de jóvenes que aún sentían miedo por expresar su orientación sexual públicamente, sino que la mayoría de los protagonistas ganaron un reconocimiento internacional con su participación en este círculo. Además, generaron un fenómeno de aceptación impresionante. Esa alegría y festejo tienen un fiel reflejo en este capítulo.

Este largo cierre (dos horas y media) nos muestra una unidad de seres que, de no estar ligados de esta extraordinaria manera, no tendrían nada en común. Una historia acerca de ocho individuos repartidos por el mundo que comparten sensaciones, recuerdos y habilidades, además de mucha comprensión. Ellos son los sensates, el siguiente escalón en la evolución humana, perseguidos por una organización que quiere utilizar sus habilidades con fines egoístas, temerosos que pierdan el control del planeta ante esta especie superior.


La realidad de esta serie es que nos cuenta una historia sobre el amor libre, la identidad sexual, la libertad, la represión y sobre todo de la necesidad de empatía, de esforzarse por comprender al otro, aunque tenga otras preferencias sexuales, pertenezca a otra cultura o simplemente tenga otro carácter.

De las cosas que más me gustaron del final: la reunión de los seres queridos de todos y cada uno de ellos y el hecho de que todos hablaran con claridad de lo que eran, sin miedo a nada y a sabiendas de que quien te quiere, te acepta tal y como eres. Esa parte de familiaridad entre dos personajes que no coincidieron en toda la serie y de pronto aparecen cenando en la misma mesa y compartiendo como en una gran fiesta, me encantó!



Dentro de la diversidad de los personajes puedes encontrar la fuerza de uno, la nobleza de otro, lo estoico de aquel, lo subversiva de una y los miedos del otro... Y entonces yo, que soy una maricona de primera, me enamoré de la pasión de dos de los personajes: ella hindú y él alemán.



El personaje de ella me gustó desde un inicio ya que a pesar de ser una mujer espiritual en una cultura básicamente machista, era una profesionista dedicada a la ciencia. La inflexión en el romance apasionado de estos dos es que ella es una mujer casada con un buen hombre que la adora.

Amé el final que le dieron a estos personajes ya que, acorde a todo lo que implica esta serie, rompe con los esquemas de lo acostumbrado. Esa parte era una de las que más me gustaba de esta serie: el planteamiento tan aterrizado a todo tabú, esa forma especial de presentarlo como algo natural.



De lo que más me gustaba de esta serie era su música, y no falló en lo más mínimo ya que de nueva cuenta fue un soundtrack potente y lleno de energía. Verdaderamente fue un regalo a los fans. Aquí una de mis escenas favoritas:



Bueno pues, como no tengo nada más que decir, les deseo una gran semana y espero poder venir a ratos a leerlos aunque el mundial me tiene un poco ocupada. Besitos!

Un mapache contento



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