¡Qué onda, visitantes de todas
partes!
Pues les cuento que no estaba muy
convencida de escribir de esto ya que es un tema irrelevante pero, después de
todo, este blog no tiene grandes pretensiones así que al demonio...
La semana pasada por motivos
laborales no me fue posible ir con mi familia a pasear por lo que me tocó
aplicar el home alone. Así las cosas el jueves pasado, debido al súbito cambio
de planes y la mala comunicación con mi acompañante, tome la decisión de hacer
algo que tenía tiempo con la curiosidad de hacer: ir al cine por mi cuenta.
Ya sé que suena como una tontería,
pero he leído dos que tres publicaciones relativas al trasfondo complejo que
representa este acto tan inocuo. Mucho tiene que ver con la inhibición e
incomodidad, vergüenza quizás, que te puede producir el ser visto ir solo a una
actividad que, por lo general, se realiza ya sea en pareja o con amigos.
Dicho en otras palabras: no voy
al cine solo porque, si lo hago, los demás espectadores me juzgarán y pensarán
que no tengo amigos con quienes compartir un plan de peli y palomitas. Pero no,
la realidad golpea con fuerza: no somos el centro del universo (quien lo
diría?).
Hay que ser honestos, dudo mucho
que las demás personas siquiera hayan reparado en que estaba ahí yo sola, pero
valía la pena notar que me sentía determinada. Cabe mencionar que justo
llegando a la plaza me tope de frente a un amigo que realizaba compras y al
comentarle que iría al cine tuvo la intención de acompañarme. ¿Cómo iba a
dejarme entrar sola a una sala de cine?
Pues bien, llegué a la taquilla
pagué mi boleto y esperé una cara de asombro por parte de la chica "esa
mujer está desafiando las estructuras sociales y demostrando confianza e independencia!
Bien por ella!", pero no... Simplemente me entregó mi boleto y miró a los
siguientes en la fila. Aún así, eso no mermó mi actitud. Me dirigí a la
dulcería y compré mis nachos y un Icee de cereza. No un combo cuates, nada de
palomitas para dos! No, señor! Estoy aquí por mi cuenta! No necesito a nadie
para plantarme frente a usted!
Y bueno, pasó lo mismo que con la
chica en taquilla. Es que acaso nadie notaba el acto desafiante que estaba yo
realizando? Parecer ser que hay más seres en este mundo que disfrutan de su
soledad y yo vivía engañada.
Ya, en serio. No es nada del otro
mundo, al contrario, creo que es bastante práctico y cómodo. No tienes que esperar
por nadie ni decidir qué película ver; no es necesario ponerse de acuerdo para
encontrar un cine en un punto intermedio ni una función que se acomode al
horario de nadie más, tienes la posibilidad de elegir lo que se te dé la gana
de la dulcería e incluso es grato ver la película sin que nadie perturbe tu
tranquilidad.
Creo que es una experiencia padre
buena onda que repetiría cualquier día. No creo que sea un actividad que haya mejorado
mi autoestima ni mi apreciación de mi persona en un contexto de tracto social.
Simplemente fue un momento conmigo misma!
Bueno pues, eso fue todo. Si ya
lo habían hecho, comenten como fue su experiencia la primera vez que fueron
solos y si no, analicen cuales han sido sus razones para no hacerlo hasta
ahora. Como sea, tengan una excelente semana y vivan la vida bonito!
Un mapache empoderado