Que tal, visitantes de todas
partes!
Hasta hace unos minutos no tenía
tema de post, pero se me ocurrió uno perfecto mientras veía una película con mi
enana. Esta misma la escogió ella y me recordó una conversación que sostenía un
día anterior con un amigo muy querido mío.
Él tomo la decisión consciente (estilo
la Mars) de llevar una dieta vegetariana, que no vegana. Entonces pasa que el
día de ayer en una carnita asada organizada de improviso, mientras se preparaba
una quesadilla con nopales y apartaba un poco de arroz, comentábamos sobre las
razones del porqué decidió irse por esa dieta.
Fuera del estilo de vida
saludable y todos esos rollos, comenta que lo decidió sólo después de ver un vídeo de PETA relativo a la crueldad de la industria agro alimentaria. Habló del
poco respeto que se le tiene al animal desde su crianza hasta su sacrificio.
Dentro de la película, ya casi para el final, muestra de una forma bastante
cruda lo que pasa dentro de un matadero y he de admitir que a pesar de que yo
tenía conocimiento de "cómo funcionaba" no dejó de causarme una
cierta incomodidad.
Después de ver la película le
escribí para comentarle de la misma y me refirió que ya la había visto y que la
misma escena que me perturbó lo había afectado a él, esa parte de la crudeza y
la reacción de los animalitos ante su futuro inminente y llegamos al punto del
"Ahora entiendes un poco más mi forma de alimentarme?"
Vamos, no es que no la entienda y
en ese mismo sentido le di mi respuesta: hay hábitos y gustos que nada más no
me decido a cambiar. Igualmente le comenté que, por la forma de ser de mi niña,
no creía que ella tendría problema alguno en modificar su dieta, el día que
ella lo decidiera.
Ahí llegamos al punto del quiebre
generacional. Desde la perspectiva de nuestros padres, que estaban acostumbrados
e incluso algunos sabían cómo matar a un pollo o a un cerdo, pasando por
nuestra generación, que lo acepta como un hecho casual de la vida corriente
hasta llegar a nuestros críos, que cuestionan los comos y los porqués de todo
lo que se llevan a la boca.
Así las cosas y ante toda la
información que tienen en estas generaciones, creo que poco a poco más personas
se sumarán a las filas de seres que han dejado la proteína animal y buscan
otras opciones. Yo no estoy segura de querer dar ese paso, pero respeto mucho
la decisión de quien lo hace, en tanto sea por convicción y no por moda.
Bueno pues, eso es todo y espero
sus siempre adecuados comentarios.
Un mapache omnívoro