Que onda, esos bichos!
Ya que a todos les valió madres y
ya ni a comentar vienen, pues voy a escribir de lo que me dé la gana.
He de partir con este escrito
mencionando que, como habrán podido notar si a ratos me prestan atención, soy
una persona muy sedentaria y hasta cierto punto rutinaria. En este mismo
sentido debo decir que la mayor parte de mis amistades son verdaderamente de
años y procuro mantenerlas, aunque sea con un saludo ocasional y un café de vez
en cuando.
Así las cosas, tengo un muy reducido
grupo de amigos de la época de la prepa. Entre ellos a lo largo de estos años
ha habido rencillas por lo que ha habido distanciamientos y lo que en otros
años llegaron a ser cenas de fin de año de quince personas o más hechas por
nosotros en alguna de nuestras casas, se han ido reduciendo a salidas a algún
restaurante de medio pelo entre cuatro o cinco de los sobrevivientes. En lo
personal he tratado de mantener contacto con todos y, a excepción de aquel buen
hombre que me rompió el corazoncito, tengo un contacto frecuente con el resto.
De tal suerte este fin de semana
me habló mi mejor amigo, que estos últimos meses estuvo fuera, con la intención
de que saliéramos a echar la chela y platicar. Me comento que recién había ido
a una obra de teatro donde una de las protagonistas era... Le diremos señorita
Panda (una de las chicas del grupo con la que él había tenido un
distanciamiento). Me comento que disfrutó mucho la obra y que se notaba que
ella se sentía muy cómoda en el escenario, igualmente elogió su voz y lo bien
entrenada que la tenía. He de admitir
que en semanas previas la señorita Panda me había invitado a esa obra y por
cuestiones ajenas no había podido ir. Igualmente me recriminó que mejor este
muchacho la hubiera ido a ver que yo, tomando en cuenta la distancia entre
ellos y la cercanía entre nosotras.
Mientras platicábamos de este
tema mi amigo y yo hicimos remembranzas de la época de prepa y de la
tranquilidad y, hasta cierto punto, el gusto que le había dado verla en el
escenario. Hicimos algunos comentarios a modo de broma en cuanto al "ya
estamos viejos" y " lo pasado pisado". Entre la euforia del
momento que generó esa cuasi nostalgia hasta nos propusimos volver a organizar esas
cenas navideñas donde llevábamos a nuestros críos los que ya teníamos, nuevas
parejas los que aún no se decidían y el nuevo auto, en el caso de los menos
arriesgados.
A qué viene todo esto? No sé
bien, solo sé que me dio gusto ver una ínfima posibilidad de que dos personas
que fueron buenos amigos se reunieran de nueva cuenta después de un
distanciamiento de casi diez años por un problema que, dicho por ambas partes,
ya ni recuerdan que fue.
A veces soy tan idealista, que me
gusta pausar el mundo en el momento en el que todo estaba en orden y todo era
miel sobre hojuelas. Buen inicio de semana, mis queridos bichos del panal.